¿Importa la temperatura al preparar café en casa?


Sí, importa. Pero probablemente no como crees.

Cuando hablamos de temperatura en la preparación del café, mucha gente piensa que hay una “temperatura perfecta” —y que si te sales de ahí, arruinas la taza. Pero como ocurre con muchos temas en café, la realidad es más compleja… y más interesante.

Lo que realmente se extrae cuando el agua no está a punto.

¿Cuántos grados tenía el agua con la que preparaste tu café esta mañana?

Probablemente no lo sabes con certeza. Tal vez la herviste, esperaste un poco y vertiste sin más. Y aunque pareciera un detalle menor, esa diferencia de unos pocos grados puede transformar por completo lo que llega a tu taza.
Lo que se disuelve, lo que se queda en el café molido, y lo que termina en tu boca.

En este artículo vamos a explorar por qué la temperatura sí importa a la hora de preparar café. Sin dogmas, sin fórmulas mágicas. Solo comprensión técnica para que puedas experimentar con confianza


¿Qué significa la temperatura en la extracción?

La temperatura no es solo un número en un hervidor. Es energía . Y en la extracción de café, más energía significa mayor capacidad para disolver los compuestos solubles presentes en el grano tostado.

Cuando el agua entra en contacto con el café molido, empieza a extraer diferentes sustancias solubles como:

  • Ácidos
  • Azúcares
  • Compuestos aromáticos volátiles
  • Compuestos amargos
  • Grasas y aceites

Pero no todos se extraen al mismo ritmo ni con la misma facilidad. Aquí es donde la temperatura juega un papel clave.


¿Qué se extrae y cuándo?

La visión clásica:

«Primero se extraen los compuestos más solubles (ácidos, azúcares), luego los medianamente solubles (sabores del tueste), y finalmente los menos solubles (amargos, astringentes).«

Esta es una forma útil de entenderlo al comienzo, pero es una simplificación.

La visión más técnica:

Algunos científicos del café y especialistas en química de alimentos, prefieren decir que todos los compuestos se extraen a la vez, y no una extracción por «etapas» donde cada compuesto tiene:

  • Una curva de solubilidad.
  • Una velocidad de disolución (cinética).
  • Y una afinidad por el agua diferente.


Entonces no es que primero se extraiga una cosa y luego otra, sino que al principio predominan los compuestos más solubles y, a medida que el agua sigue actuando, van apareciendo otros menos solubles. No es una escalera, es una carrera con corredores a distintas velocidades.
Por ejemplo:

  • Cafeína: muy soluble, se extrae rápido.
  • Ácidos: algunos se disuelven temprano, otros cambian con la temperatura.
  • Aceites aromáticos: requieren más temperatura o tiempo para liberarse bien.
  • Lactonas y fenoles: responsables de sabores complejos… o desagradables, si se extraen en exceso.


Esto no invalida a la visión clásica, pero sí ayuda a usarlo con más criterio. Lo importante es entender qué estás sacando y cuándo dejar de extraer.


y entonces ¿que tiene que ver la temperatura?

  • La temperatura aumenta la solubilidad y la velocidad con que estos compuestos se liberan.
  • A temperaturas más altas, se puede extraer más rápidamente también lo desagradable si no se controla el tiempo y la molienda.
  • A temperaturas más bajas, los compuestos más “difíciles” (como algunos aceites, lactonas y ácidos grasos pesados) pueden quedar sub-extraídos.

¿Qué temperatura debería usar?

No hay una sola respuesta, pero sí guías prácticas:


Te invitamos a comprobarlo en casa:

Usa una misma receta en distintas temperaturas:
1-Utiliza tu método favorito.
2-Escoge tu molienda molienda.
2-Misma relación agua/café.
3-Misma dosis.
Pero prepara uno con 85°C y otro con 95°C, anota los cambios que encuentras en:
Sabor -Cuerpo – Acidez -Post-gusto y también anota los cambios cuando la bebida baje su temperatura

En resumen:

  • La temperatura sí importa, pero no es un número mágico.
  • Afecta qué tan rápido y cuánto se disuelven los compuestos del café.
  • Entender su efecto te permite controlar mejor lo que llega a tu taza.
  • Experimentar con ella es clave para ajustar el sabor según tu gusto y el café que estés usando.


¿Te gustó este artículo?

Nos leemos en la próxima. Mientras tanto, sigue explorando, probando, y disfrutando cada taza sin fórmulas sagradas —solo ciencia, sabor y café sin dogma

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